El objetivo de la clasificación forzada es impulsar la excelencia en el rendimiento. Sin embargo, el sistema es controvertido y puede conducir a una cultura de trabajo tóxica, a la desmotivación de los empleados y a evaluaciones injustas. Es importante que tanto los empresarios como los empleados comprendan los matices de la clasificación forzada para navegar eficazmente por sus ventajas e inconvenientes. Exploremos las complejidades de la clasificación forzada y cómo afecta a la dinámica organizativa.
La clasificación forzada, también conocida como ranking-and-yank o stack ranking, es un sistema de gestión del rendimiento que obliga a los directivos a clasificar a sus empleados por orden de rendimiento. Esta clasificación suele basarse en criterios predeterminados, como habilidades, competencias, objetivos alcanzados y rendimiento general en el trabajo. Los empresarios suelen clasificar a los empleados en distintos niveles, con un porcentaje determinado designado como de alto rendimiento, un porcentaje intermedio como de rendimiento medio y un porcentaje inferior como de bajo rendimiento.
El objetivo principal de la clasificación forzada es identificar a los empleados de mayor rendimiento dentro de organización y recompensarlos con reconocimientos, ascensos o bonificaciones, al tiempo que se pone de relieve a los empleados de menor rendimiento que pueden necesitar apoyo adicional, formación o corrección. Al obligar a los directivos a diferenciar entre empleados, las organizaciones pueden asignar recursos de forma más eficaz, ofrecer oportunidades de desarrollo específicas y mantener una plantilla de alto rendimiento.
La clasificación forzada, un sistema de gestión del rendimiento que impone una distribución fija de las puntuaciones de los empleados dentro de un equipo o organización, puede tener ventajas e inconvenientes. Aunque puede ayudar a identificar a los mejores talentos e impulsar mejoras en el rendimiento, también puede fomentar una competencia malsana y generar resentimiento entre los miembros del equipo. Los profesionales de RR.HH. deben considerar detenidamente las implicaciones de la clasificación forzada y aplicarla cuidadosamente para garantizar su eficacia en la consecución de los objetivos de la organización, manteniendo al mismo tiempo un entorno de trabajo positivo.